Pensando
qué podría hacer con la cera que me sobra (tengo sobreabastecimiento), puse en
el buscador “manualidades con cera de abeja”. Salieron unas cuantas, pero la que
me llamó enseguida la atención fueron estos cuenquitos para velas que, además de bonitos, parecía fácil.
La
manualidad consiste en rellenar un globo con agua tibia del grifo e introducirlo
en cera fundida (se utiliza también parafina), cuentas unos segundos y lo sacas,
despacio. Lo apoyas ligeramente en la encimera donde has puesto papel encerado
(para dejar plana la base), esperas a que enfríe (en un minuto está) y lo
vuelves a introducir en la cera, así cinco o seis veces. Finalmente dejamos el
globo reposando sobre el papel y ya frío lo colocamos boca abajo en el
fregadero para pincharlo.
Ahora
toca nivelar la parte superior del cuenco. En una sartén caliente lo colocamos
hacia abajo y derretimos los bordes hasta encontrar el nivel.
Me
sorprendió que un globo pudiera resistir la temperatura tan alta que coge la
cera al fundirse y me vino a la cabeza la idea de que pudiera explotar, pero las
explicaciones eran claras y el riesgo pequeño si se hacía correctamente.
El
primero me salió perfecto, el de la foto, el segundo explotó y me tiré un
tiempito limpiando las salpicaduras. Conseguí hacer cuatro de siete intentos.
Acabé
cansada pero contenta del resultado. Y con algunas conclusiones para otra
próxima vez:
Primera:
no sumergir el globo más arriba del nivel del agua.
Segunda: la cera no debe estar muy caliente. Hacerla al baño María.
Tercera:
nivelar bien el globo cada vez que lo apoyemos sobre el papel para que no quede
torcido.
Cuarta:
el diámetro de la boca del cuenco no debe ser inferior a 10 cm., así no se corre
el riesgo de que la vela pueda calentar los bordes.
Quinta:
si estalla el globo dentro del recipiente con cera dejarlo tal cual y esperar a
que enfríe. La cera se separará del agua y podremos recuperarla.
Sexta: las primeras veces, hasta que cojamos práctica, colocar el recipiente en el
fregadero, si explota las salpicaduras no llegarán a la puerta de la cocina.
Estas deducciones que, algunas, venían bien explicadas en el manual, las novatas, a veces, las
pasamos por alto. Lo que siempre digo, tu experiencia y la insistencia es la
que mejor te enseña y perfecciona.
Los cuencos
los adorné con flores secas pegadas con cola.