24 de septiembre de 2014

Las casitas de Roizo



Juan Andrés es un pintor madrileño que vive y trabaja en Campillo de Ranas. Tiene un pequeño museo y es visita obligada.


Sus cuadros son buenos pero lo que realmente te asombra y admira es la habilidad que tiene para reducir a la mínima expresión una casa. Son viviendas del entorno (pueblos de la arquitectura negra) convertidas en maquetas maravillosas que te trasladan a un lugar y a un momento del pasado. “Recrea la vida cotidiana de estos pueblos a través de sus viviendas, sus utensilios o enseres y sus oficios más ancestrales”.

Cuando observas, por ejemplo, la panadería tienes la sensación que está habitada por seres diminutos que se han escondido para que no les observes. No le falta un detalle (harina esparcida por el suelo, paredes antiguas desconchadas, muebles deteriorados por el uso, herramientas y aperos que funcionan…) todo cuidado al máximo rayando la perfección.


Lo visito muy a menudo y siempre encuentro algún detalle que se me pasó la vez anterior. O vas con tiempo o repites.














2 de julio de 2014

Rehabilitación de un mueble callejero

El mueble estaba en una esquinita, medio escondido. Yo creo que alguien le echó el ojo y decidió semiocultarlo para pasar a recogerlo más tarde con un coche, fue la impresión que tuve. Le habían quitado casi todos los tiradores y las patas traseras estaban rotas, no tenía buena pinta sin embargo sí que le vi muchas posibilidades, mi marido ninguna pero me dio el capricho y lo cargó en el coche.

No tengo paciencia para rehabilitar un mueble así que ya sabíamos a quién le iba a tocar, es el mejor para estas cosas. Sin tener demasiados conocimientos de restauración se lo trabajó a conciencia, lento y prolijo, a pesar de mi desesperación por querer acabarlo ya!

Pensé decaparlo entero y darle algún tono envejecido, pero estoy ya un poco cansada de esta moda y preferí dejarlo “tal como era”.

Lo primero fue una limpieza a fondo, mi única colaboración. Comenzó quitando de la tapa un plastificado horroroso que imitaba a madera pero a mitad de trabajo vimos que estaba bastante deteriorada y hubo que comprar un tablero nuevo de contrachapado. Muy desmoralizante. Frases como “… yo no sé para qué te hice caso…” y otras por el estilo tuve que escuchar durante un tiempo.

Puso nuevas las patas de atrás, a todos los cajones les cambió el fondo y las cerraduras, y encoló algunas piezas y trozos de chapa que estaban rotas o despegadas. Éste último fue el trabajo más complicado, había que dibujar “el roto” en un papel, colocarlo sobre un contrachapado de pino y recortarlo con una segueta, después lijarlo, teñirlo del color más parecido al mueble y pegarlo. Prueba superada con un seis.

Con varias capas de barniz (no recordamos cuántas) y sus correspondientes lijados lo terminó. Yo elegí los embellecedores. 







  




Mirad qué graciosa la ayudante de mi marido. Para qué querría ese "pedazo de palo"?




28 de abril de 2014

Tarta de manzana con bechamel de arroz

Recetas de tartas de manzana hay muchísimas y esta es una de las más tradicionales, solo que, a diferencia de las demás, va con una bechamel ligera elaborada con almidón de arroz. El contraste de la acidez de la manzana y la suavidad de la bechamel le da un toque muy rico.
Lleva una base de masa quebrada que aconsejo la elaboréis pues es bastante fácil. En cualquier caso si os decidís por la del super, tendréis que afinarla un poco con el rodillo.

Ingredientes y cantidades.
Para la masa:
150 gr. de harina
  35 gr. de agua
  35 gr. de aceite de girasol
Una pizca de azúcar
Un pizca de sal
Relleno:
Cocción:
2 manzanas reinetas
300 gr. agua
2 cucharadas de azúcar
Bechamel:
125 gr. leche
125 gr. agua de la cocción de las manzanas
             20 gr. (una cucharada colmada) de almidón de arroz
Para la cobertura:
mermelada de naranja o jalea

Cocer las manzanas en 300 gr. aprox. de agua con dos cucharadas de azúcar (las menos golosas echadle sólo una). Escurrirlas y dejarlas enfriar. Reservar el líquido.
Mientras, mezcláis en un bol todos los ingredientes de la masa integrándolos sin amasar. Se forma una bola “agrietada” que deberá reposar unos 20 minutos cubierta con un paño húmedo.
La estiráis con el rodillo dejándola muy fina y extenderla en un molde de aluminio untado con un poquito de aceite.
Se hornea durante 20 minutos aprox. a 180º.
Para la bechamel (la podéis hacer en el microondas), cocéis a fuego suave el agua sobrante de la cocción, la leche y el almidón de arroz. Corregir el azúcar si os gusta más dulce. Se deja enfriar.
Y ya por último el montaje de la tarta, importante que todo se haya enfriado.
Cubrir la base con la bechamel e ir colocando los trozos de manzana como más os guste. Acabar con unas pinceladas de mermelada de naranja o jalea para darle brillo.

Dorar la tarta con el grill unos 30 minutos (según horno).









10 de marzo de 2014

Macerado con rosa canina o rosal silvestre (escaramujo)


Se encuentra en caminos, lindes y tierras abandonadas, es un arbusto muy abundante. No tiene confusión pero sí entre sus diversas variedades: rosa canina, rosa tomentosa, rosa rubiginosa y rosa sempervirens (la famosísima rosa mosqueta común), cada una tiene más de cinco especies, pero las propiedades son las mismas.
En septiembre es cuando se recoge el fruto de esta planta, el escaramujo o agavanza. En éste mes empieza a arrugarse y a cambiar de color, de un rojo intenso pasa al naranja acabando en un marrón oscuro.
Me gusta hacer el macerado cuando aún no ha secado por completo, aunque a veces lo deshidrato para los extractos. El aceite coge un color anaranjado y da un bonito tono a los jabones y cremas.
Se usa también para hacer mermeladas pero es trabajosa, hay que separar las semillas y lleva mucho tiempo, así que descarto esta utilidad.
En medicina se emplea todas las partes, hojas, flores, frutos y raíces. En cosmética, por ser rica en taninos, es muy utilizada para cremas por sus propiedades antioxidantes al contener vitamina C concentrada en la piel de los frutos, considerándose uno de los regeneradores celulares más importante para la piel (estrías, cicatrices, manchas, arrugas). Y como anécdota contaros que con la pelusa de la semilla se hacen los polvos pica pica.
Para el macerado peso 500 gr. de escaramujos triturados y la misma cantidad de aceite de oliva. Lo caliento a 37 º durante tres horas removiendo a menudo y lo dejo toda la noche en reposo. Al día siguiente lo cuelo dos veces y congelo lo que no vaya a utilizar.







 






3 de marzo de 2014

Pasta casera con salsa de tomate y requesón






Cuando vi el proceso de elaboración de pastas frescas en una fábrica de Argentina, con esas máquinas, antiguas pero enormes, de amasar, cortar y rellenar, pensé que lo mío era lo más parecido a un juego. Me siento, entre la mini-amasadora, la maquinita para cortar la pasta y el tendedero de madera para secarla, como si jugara a las comiditas cada vez que voy a preparar pasta, de todo pero a escala reducida.
La primera vez que las hice me ocurrió exactamente igual que cuando preparé jabón, tuve que tirar todo el engrudo y lo olvidé por un tiempo. Pero insistí hasta que salió algo parecido a un espagueti, luego lo perfeccioné.
Voy con la receta:
500 gr. de harina (a ser posible sémola de trigo)
5 huevos grandes. Se puede hacer sin ellos, reemplazándolos por agua, pero no están tan ricos.
1 cucharadita de sal
La masa debe quedar dura, compacta. Amasarla (si no tenéis maquina) durante 15 minutos hasta que se forme un bollo liso dejándolo reposar 30 minutos cubierto con un paño húmedo.
Cortar trozos de 130 gr. aprox. y estirarlo con un rodillo espolvoreando con harina. Es un trabajo algo pesado, pero las primeras 10 veces es mejor hacerlo así, con el tiempo si veis que os engancháis podéis comprar la maquina.
Las tiras deben quedar muy finas y hay que dejarlas orear unos 15 minutos (mejor utilizar un palo de madera para tenderlas). Espolvorear las tiras, enrollarlas  y cortar cintas de aprox. 1 cm de ancho (esto para los que no tenéis cortadora, los que tengáis máquina os vais a orientar con las fotografías). Dejarlas secar.
Ya están listas para cocinar. Estas pastas congelan muy bien, así que podéis preparar más cantidad para otra ocasión. Y hacerlas es tan fácil o tan complicado como hacer un par de tortillas de patatas, depende de las veces que las hagáis.

El plato lo acompañé con una salsa de tomate y trozos de requesón, con parmesano rallado.






 




Importante si utilizáis máquina, las tiras de pasta para cortarlas en espaguetis deben espolvorearse con bastante harina antes de pasarse por los rodillos. Si os sale rizada es que no está bien seca.